no podía dejar de publicar aquí algo de mi libro más famoso, que así comienza...
La
locura. Esa palabrita...me ha obsesionado durante tanto tiempo; hasta
creí por momentos que me estaba volviendo loco. Ahora estoy, en
cierta forma, más calmo. Pero nada hay más alejado de la paz, mi
calma es simplemente un dulce y lento decaer, y algunos momentos de
felicidad, algunos orgasmos. No estoy loco. Creo que nunca voy a
estarlo, aunque tampoco alcance jamás la verdadera cordura. Creo que
ninguna de las dos cosas existe, sé que soy un jodido de mierda a
veces. No sé por qué. Tengo miedo. A veces ni siquiera miedo, nada,
a veces no siento nada. Hay cosas que me dañan y no deberían. Sí
sé por qué. Mi mamá me llenó de miedos. Mi papá es una leyenda,
una esperanza muerta. Desconfío de la gente. A veces entro en pánico
y huyo de todo el mundo. A veces somos jodidos. Después se me pasa.
En fin.
Hay
cosas que me condicionan, motivos para mis actos, aunque mis razones
le sean completamente ajenas al mundo y mi percepción se encuentre a
veces distorsionada (¿percibir no es distorsionar?). Imagino a la
locura como una tumba, como estar enterrado sin estar aún
completamente muerto, un lugar donde ya no hay sentido, ningún
sentido, donde no hay relación entre lo que se ve y lo que se
escucha. No tengo pasado ni porvenir, me entrego a la suerte pero
retorno en un capricho, me encuentro desarraigado. ¿Es así? No sé,
es tan difícil saberlo, porque aunque lo mire y trate de penetrar en
su mente, en la mente de aquel loco (que ya no miro ni escucho) o de
cualquier otro, no puedo entrar. Tal vez aún exista un pensamiento
racional allí dentro, y una firme decisión de contrariarlo, un
juego o un castigo. ¿Es así? ¿es esa tu locura? ¿Significo algo
yo o soy sólo un pedazo de materia con cierta forma absurda? ¿Puedo
hablarte, y tocarte, puedo ayudarte? ¿Podría? ¿Hay alguien ahí
dentro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario