jueves, 5 de abril de 2012

Máscara y Vacío


no podía dejar de publicar aquí algo de mi libro más famoso, que así comienza...

La locura. Esa palabrita...me ha obsesionado durante tanto tiempo; hasta creí por momentos que me estaba volviendo loco. Ahora estoy, en cierta forma, más calmo. Pero nada hay más alejado de la paz, mi calma es simplemente un dulce y lento decaer, y algunos momentos de felicidad, algunos orgasmos. No estoy loco. Creo que nunca voy a estarlo, aunque tampoco alcance jamás la verdadera cordura. Creo que ninguna de las dos cosas existe, sé que soy un jodido de mierda a veces. No sé por qué. Tengo miedo. A veces ni siquiera miedo, nada, a veces no siento nada. Hay cosas que me dañan y no deberían. Sí sé por qué. Mi mamá me llenó de miedos. Mi papá es una leyenda, una esperanza muerta. Desconfío de la gente. A veces entro en pánico y huyo de todo el mundo. A veces somos jodidos. Después se me pasa. En fin.
Hay cosas que me condicionan, motivos para mis actos, aunque mis razones le sean completamente ajenas al mundo y mi percepción se encuentre a veces distorsionada (¿percibir no es distorsionar?). Imagino a la locura como una tumba, como estar enterrado sin estar aún completamente muerto, un lugar donde ya no hay sentido, ningún sentido, donde no hay relación entre lo que se ve y lo que se escucha. No tengo pasado ni porvenir, me entrego a la suerte pero retorno en un capricho, me encuentro desarraigado. ¿Es así? No sé, es tan difícil saberlo, porque aunque lo mire y trate de penetrar en su mente, en la mente de aquel loco (que ya no miro ni escucho) o de cualquier otro, no puedo entrar. Tal vez aún exista un pensamiento racional allí dentro, y una firme decisión de contrariarlo, un juego o un castigo. ¿Es así? ¿es esa tu locura? ¿Significo algo yo o soy sólo un pedazo de materia con cierta forma absurda? ¿Puedo hablarte, y tocarte, puedo ayudarte? ¿Podría? ¿Hay alguien ahí dentro?

No hay comentarios:

Publicar un comentario