I
a
Leónidas Lamborghini
Él
desde un rincón
arma los engranajes
de una máquina-poesía
una máquina poesía que funciona
nadie sabe cómo nadie puede explicar
arma los engranajes poesía números
de este susto poeta
susto de las ciudades/ que no se
detienen
susto el trabajo y los números
pero hay descanso
hay poesía
hay juegos debajo de la mesa
mientras el imbécil se toma el té
y sigue pensando en los números
–¡hora
de descanso, hora de descanso!
recreoooo!
Después
de vuelta
y
es así la realidad, hay que hacer
hay
que trabajar
no
habría tanto si
pero
por
eso
el
poeta no se detiene
e
investiga nuevos recursos lingüísticos mientras trabaja
por
la presente intimo a mis invitados a
leerme
leerme
depositar
moneda en alcancía si lo requiere
la
sed
el
poeta investiga
mundos
para sus universos
la
filosofa filosofea
la
historiadora se historiza
mientras
las cuchillas andan
y
todos felices
siempre
y cuando no haya
un
jefe que maltrate
demasiado
o
unos pies parados que duelan /mucho tiempo
un
tanque de agua sin limpiar /muchas palabras por decir/ y sed
entonces
o
cuando te dicen que no
que
no sos porque no tenés título
que
sólo sos aquello que el imbécil quiere ver
una
esclavo
II
Y
después en casa
¡yo
no quiero ser la imbécil!
cómo
hincha los ovarios
cuando
te dejan los platos sucios
después
de que invitaste a comer
todos
los días
o
te obligan a pensar por ellos
SUS
economías
Vagos
lentos y perezosos
soñadores
todos
queremos nuestro descanso
todos
queremos nuestra mínima /comodidad
La
cadena es larga
tiene
una serie de transformaciones
(y
algunos saltos, algunos escapes)
dinero
es una más
unidad
de medida
El
problema es la distorsión
del
trabajo al precio
quién
más siempre más
no
puede dejar de más
porque
LA economía
(¡sobre
todo hay que salvar a LA economía!)
y
si no más entonces empieza a bajar
baja
baja baja baja baja baja baja baja
de
repente sólo otro tipo
sin
nada
más
que su fuerza de trabajo
horrible
“cuanto
más alta es la subida más dura la caída”
¿y
por qué no lo pensó antes de subir tanto?
Y
los de abajo se ríen
dejan
las cosas descuidadas por ahí
al
tropiezo de cualquiera
total
no son suyas
y
si lo son también
ellos
nunca se hacen responsables
III
–Pero
señor
estamos
también los que tenemos nuestras funciones vitales mal acomodadas
hambre
voraz, inapetencia
ninfomanía,
anorgasmia, insomio
juro
que no salí, que no me emborraché
pero
no pude pegar un ojo en toda la noche!
¿cómo
voy a poder frenar entonces la locomotora a tiempo?
–¿Y
por qué no pudo dormir?
–Tenía
mucho miedo,/pánico atroz de no poder frenar la locomotora a tiempo
–¡CULPABLE!
necesitamos
un culpable
–Sí,
hasta intenté asesinarme
pero
los médicos me salvaron y me prohibieron volver a hacerlo
–Lo
absolvemos entonces
usted
no tuvo la culpa, fue su enfermedad
Vaya,
y no camine por el sol
–Sí,
sí, pero yo preferiría ya dejar esta vida
–Lo
sentimos mucho, en este país no existe la pensa de muerte
además
usted fue declarado INOCENTE
–Me
tomo una aspirina entonces