jueves, 5 de abril de 2012

Poesía de la materia

la original



Poesía de la materia
Distintas especies viven su realidad
por ejemplo el dinero
vive su realidad macroeconómica
que la materia no entiende
y la materia
vive su realidad de materia
que el economista no entiende
sujetos a leyes tan disimiles
se afectan
¿pero de qué modo?
conviven
ignorándose.
Especies de sustancias tan disímiles
hasta inmateriales
especies con distintos sentidos
(sentidos con distintos sentido—
tntención percepción
un planeta habitado por el gas
otro por las zanahorias
y en alguna parte
materia que se vuelve conciente y despierta
materia que intenta despertar
materia que se entrena

Un ojo se abre en medio de la galaxia
un primer ojo

La Plaza de Toros


escrito en Venezuela, 2008, dibujo de Jaison Villalobos

Porque la vida no tenía ningún sentido si no sentía que podía perderla. Y que se la ganaba, se la robaba a la muerte a cada instante. Por ese motivo iniciaba peleas y violaba las leyes de tránsito todo el tiempo. Es cierto que el hígado ya no le funcionaba igual que de pequeño, es cierto que unas cuantas neuronas habían muerto en su cerebro, pero valían las risas desdentadas que producían los llantos ajenos, de aquellos que sufrían sus burlas o sus puños, y siempre que se pudiera, ambas. Valía la venganza. La fuerza que sentía su corazón henchido de orgullo, de saberse ganador, saberse superior. Y su resentimiento seguía dando salivazos de alcohol y chimó que escupían en la cara de cualquiera, porque todo extraño es un contrincante, que puede hacerte cagar en cualquier instante. Porque así fue, y así será. Salvo una vez, en la que pareció que podía llegar a amar. Pero no quiso parecer maricón, y la cagó, y ya no se lo preguntó; total siempre que el remordimiento aparece hay a mano una Ice Polar.
Vieja compañera. Desde temprano se vino hoy, con sus carteles brillantes y sus chicas bonitas casi desnudas. ¿Te le animas al toro? le dijo una de sonrisa casi cruel ¿Te le animas al toro? le dijo uno de sus contrincantes, y él, que era bien macho y nunca achicaba frente a un desafío se le animó. Y saltó la valla y fue la emoción de tanta gente, que sólo ansiaba ver que alguien podía perder la vida estúpidamente, que la sangre corría y no era la propia, que el toro es un bruto animal y por eso, aunque llegue a matar ineludiblemente va a morir, porque el individuo es superior, y sobre todo es superior la Ice Polar que esa tarde le hacía ver doble, que les hacía confundir a todos y no entender, no querer esforzarse en entender quien mandaba realmente, quien estaba organizando todo eso, quien les daba y quien les quitaba. Una leve sensación de mareo y vómito al pisar la plaza, una leve sensación de que algo estúpido iba a suceder, un miedito, pero ya no se lo preguntó porque estaba allí, y si conseguía salir con éxito de seguro alguien le invitaría una Ice Polar, y vio el toro acercándose y se dio la vuelta, y empezó a correr, pero algo pasó no lo entendió estaba resbalando,
el toro embistió,
pero por suerte la Ice Polar tenía la mitad de su cuerpo adormecido,
y aminoró el dolor,
de tener un cuerno atravesándole el pulmón,
mas no la sensación,
de ser el patán más estúpido de mundo,
morir por un resbalón,
y el toro embistió,
y embistió,
y el cuerpo reboleó,
y corneado el estúpido se murió,
pero un instante antes su corazón se arrepintió,
y aunque no mucho más comprendió,
sí que la mentira lo atrapó.

Máscara y Vacío


no podía dejar de publicar aquí algo de mi libro más famoso, que así comienza...

La locura. Esa palabrita...me ha obsesionado durante tanto tiempo; hasta creí por momentos que me estaba volviendo loco. Ahora estoy, en cierta forma, más calmo. Pero nada hay más alejado de la paz, mi calma es simplemente un dulce y lento decaer, y algunos momentos de felicidad, algunos orgasmos. No estoy loco. Creo que nunca voy a estarlo, aunque tampoco alcance jamás la verdadera cordura. Creo que ninguna de las dos cosas existe, sé que soy un jodido de mierda a veces. No sé por qué. Tengo miedo. A veces ni siquiera miedo, nada, a veces no siento nada. Hay cosas que me dañan y no deberían. Sí sé por qué. Mi mamá me llenó de miedos. Mi papá es una leyenda, una esperanza muerta. Desconfío de la gente. A veces entro en pánico y huyo de todo el mundo. A veces somos jodidos. Después se me pasa. En fin.
Hay cosas que me condicionan, motivos para mis actos, aunque mis razones le sean completamente ajenas al mundo y mi percepción se encuentre a veces distorsionada (¿percibir no es distorsionar?). Imagino a la locura como una tumba, como estar enterrado sin estar aún completamente muerto, un lugar donde ya no hay sentido, ningún sentido, donde no hay relación entre lo que se ve y lo que se escucha. No tengo pasado ni porvenir, me entrego a la suerte pero retorno en un capricho, me encuentro desarraigado. ¿Es así? No sé, es tan difícil saberlo, porque aunque lo mire y trate de penetrar en su mente, en la mente de aquel loco (que ya no miro ni escucho) o de cualquier otro, no puedo entrar. Tal vez aún exista un pensamiento racional allí dentro, y una firme decisión de contrariarlo, un juego o un castigo. ¿Es así? ¿es esa tu locura? ¿Significo algo yo o soy sólo un pedazo de materia con cierta forma absurda? ¿Puedo hablarte, y tocarte, puedo ayudarte? ¿Podría? ¿Hay alguien ahí dentro?